A solas ante el Universo

Guía para no tener que celebrar el 11 de febrero, día de la Mujer y la Niña en la ciencia

Hace poco descubrieron en Sudamérica una mujer enterrada  hace 8.000 años con todo un arsenal para cazar grandes animales[1]. Este hallazgo cambia la idea que se ha tenido siempre de que la división de tareas entre hombres y mujeres ha sido así “toda la vida”. Este hallazgo viene a demostrar que antes de que el hombre se asentara en pueblos y ciudades, cuando aún era nómada y vivía en cuevas, los papeles que desempeñaban hombres y mujeres en la sociedad no estaban, al menos, tan divididos[2]. Y es que para cazar no sólo hacía falta fuerza, sino también cerebro.

Entre el 6000 a.C. y el 5000 a.C. se empezaron a formar las primeras ciudades, y el hombre empezó a dedicarse a la agricultura y la ganadería. Esta nueva forma de vida hizo que hubiera más riqueza, cambió la sociedad, y  aparecieron castas. Y a partir de ahí es cuando comienza la división de los roles de hombres y mujeres en la sociedad. 

Desde entonces ya sabemos lo que ha ido ocurriendo: los hombres son los protagonistas de la historia, y de todos los ámbitos de la cultura, el arte, la ciencia, la literatura, el deporte… Si te pones a pensar, seguramente consigas dar con muy pocos referentes femeninos en prácticamente todos los ámbitos culturales y de la historia. Y si das con alguno, muy probablemente lo único que se destaca de ellas es su belleza o su maldad, pero de muy muy pocas su inteligencia, o su sabiduría. Esto ocurre también en disciplinas que actualmente se consideran “de mujeres”, como el arte, la literatura e incluso la cocina. El primer paso para cambiar esta tendencia histórica es sacar a la luz todas esas figuras femeninas sepultadas por una historia escrita por  hombres. Actualmente, hay autoras (más que autores), y organizaciones (de mujeres, más que de hombres) intentando visibilizar estas figuras. Aquí menciono algunas:  No More Matildas (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), Invitadas(Museo del Prado), Concilia2Mujeres a seguir. Como autoras que destacan el papel de la mujer en la historia, me gustaría destacar “Nosotras. Historias de Mujeres y algo más”, de Rosa Montero, o “No me cuentes cuentos”.

Ahora que ya conocemos el problema, ¿cómo revertirlo para que dentro de unos años no tengamos la necesidad de celebrar el 11 de febrero, ni el día 8 de marzo (día de la Mujer)? Aquí propongo ocho iniciativas que podrían ayudar a paliar la escasez de la mujer en la ciencia en particular, pero seguramente también en muchos otros ámbitos:

1/ Hacer trainings para concienciar de los sesgos y prejuicios de hombres y de mujeres. Muchas veces no somos conscientes de nuestros sesgos, ya seamos hombres o mujeres. Conocerlos nos ayudará a ser más justos a la hora de valuar objetivamente el trabajo de otras personas.

2/ Hacer que las solicitudes a postdocs u otro tipo de plazas sean anónimos. Se ha demostrado que somos capaces de decir de manera más objetiva cuando no se sabe el sexo, o no se tiene una imagen de la persona que está solicitando una plaza. Un ejemplo famoso es el de John y Jenny, o el de cómo cambió la proporción hombres/mujeres en orquestas cuando se empezaron a seleccionar candidato/as de forma ciega.

3/ Invitar activamente a más mujeres a dar charlas en conferencias, para visibilizar y ayudar a que se den a conocer en su campo tanto como se ayuda a los hombres.

4/ Hacer leyes estrictas que protejan a la mujer del acoso sexual y laboral en el trabajo. Y que se apliquen, obviamente. 

5/ Hacer comités de diversidad que monitoreen las evaluaciones de candidatos/as o de propuestas para proyectos, para asegurarse de que son justas y no se basan en prejuicios.

6/ Ofrecer programas de mentorazgo y coaching para mujeres científicas. Formar un red de apoyo para ayudarnos mutuamente y promocionarnos activamente. Los beneficios de la redes de mentorazgo son innumerables y poderosísimos.

7/ Cambiar el sistema de méritos para conseguir plazas fijas: valorar no sólo los méritos en investigación, sino también en “servicio a la comunidad”, ya sea a través de la divulgación o de la enseñanza de calidad, o promoviendo la diversidad en ciencia. Todo ello también beneficia activamente a la ciencia.

8/ Finalmente y lo más importante, educar desde el hogar, los colegios, y desde los medios de comunicación que las tareas del hogar, y el cuidado de hijos y mayores son tareas responsabilidad de hombres y de mujeres por igual. 

Recuerda que no sólo debemos promover la existencia de mujeres en puestos de liderazgo porque sea nuestro derecho, que lo es, si no porque además se ha demostrado que los grupos científicos más variados son más productivos y tienen idea más originales. ¿Quién quiere contratar a más mujeres en su grupo o en su facultad?


[1] Ver artículo completo aquí: https://elpais.com/ciencia/2020-11-04/las-mujeres-prehistoricas-tambien-cazaban-grandes-animales.html

[2] Artículo completo: https://elpais.com/ciencia/2020-11-13/la-cazadora-que-reescribio-la-prehistoria.html?fbclid=IwAR2wMt4ZsSfiDe-wojwEolOVP2iMhlO7bZ_KjZ70k7bnKp1-tZZXOU0-5do

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