Sueños de la adolescencia
Recuerdo como si fuera ayer mi primera lección de astrofísica en el colegio. No tenía más de nueve años. No sé por qué razón aquella clase me cautivó tanto, pero como ya sabéis, puso mi primer gran sueño en mi vida: ser astrofísica. De todo lo que don Aníbal nos contó aquella tarde, lo que más me fascinó, fue la idea de que las estrellas que vemos en el cielo son soles como el nuestro, y que potencialmente podrían tener planetas habitables como nuestro Sistema Solar, aunque por aquél entonces, aún no se habían descubierto. La idea de que aquellas miles de estrellas que se veían en el cielo de mi pueblo por la noche fueran soles como el nuestro probablemente con planetas puso a volar mi imaginación de niña. Me imaginaba seres extraños como esos que salían en algunas películas de ciencia ficción que cada vez me gustaban más, porque alimentaban mi sueño de que había otras criaturas viviendo más allá de lo que en aquellos tiempos se conocía. Cuando pasaron unos cuantos años, ya en mi adolescencia, internet llegó al pueblo. Ya podéis adivinar cuál era mi tema a investigar: la existencia de vida extraterrestre y la idea de que nos visitaran. Fue entonces cuando empecé a leer sobre supuestos encuentros entre humanos y extraterrestres que habían pasado ya hacía tiempo, en los años 40, 50 y 60. Fue durante estos años de mi adolescencia cuando leí la primera vez sobre Roswell. Un pueblo en la mitad de la nada, en Nuevo México, donde supuestamente en los años 40 se había estrellado una nave extraterrestre…
Cuando empecé a aprender de física, entendí que, por mucha ilusión que me hiciera la visita de seres extraterrestres a la Tierra, era casi casi físicamente imposible. En el Sistema Solar, diversas misiones espaciales ya habían confirmado que, en caso de existir vida en otro planeta del Sistema Solar, sería en el mejor de los casos en forma bacteriana. Si esos seres vinieran, siendo optimistas, desde un planeta alrededor de la estrella más cercana al Sistema Solar, Próxima Centauri, tendrían que pasarse 4 años viajando a la velocidad de la luz para alcanzar la Tierra. Todo esto asumiendo que fueran capaces de viajar a la velocidad de la luz… privilegio que sólo parecía reservado a “cosas” (partículas subatómicas) sin masa… así que mi ilusión de conocer extraterrestres se desvanecía conforme aprendía más y más de física.
Unos cuantos años después, a finales de 2017, ya viviendo en Tucson y teniendo muy claro que el contacto de humanos y extraterrestre era pura ciencia ficción, surgió la ocasión de ir a visitar el parque de White Sands (arenas blancas) en Nuevo México, a 4 horas de Tucson y Roswell. El parque nacional de White Sands es una zona gigante que está compuesta por dunas gigantes de yeso. Llegamos allí para ver el atardecer. Conduciendo unos pocos minutos por el camino perpendicular que salía desde la carretera principal, uno ya se encontraba inmerso en un paisaje rodeado de dunas blancas, en cierto modo, y a esas horas del día, casi aterrador. Llegamos a lo más profundo del parque después de conducir unos 15 min, y cuál fue nuestra sorpresa al ver media docena de coches allí aparcados, uno de ellos con música reggaetton a toda pastilla. Al bajarnos vimos a un tipo con un gorro de papá Nöel bailando esa música al lado de su coche, quitándole un poco el romanticismo al parque. Ese tipo de elementos que te encuentras algunas veces en lugares inesperados. Bajamos del coche y fuimos a ver el atardecer arriba de una duna, con el reggaetton de fondo… podría haber sido uno de los atardeceres más espectaculares de no haber sido por ese pequeño detalle.
Museo de Roswell

Esa noche la pasamos en un pueblo cerca del parque, Alamogordo. Este pueblo es parecido a los de las típicas películas que ocurren en cualquier pueblo remoto de EE.UU. donde la mitad de sus habitantes están un poco locos. Pueblos un poco desangelados, donde sólo hay coches por las calles y la gente te mira un poco raro al entrar a cualquier sitio, como si hubieran visto que no eres de allí. Al día siguiente tocaba una de mis excursiones soñada secretamente desde la adolescencia: Roswell. Por supuesto que sabía que todo lo que supuestamente ocurrió allí era pura ciencia ficción, pero aun así me hacía ilusión. Después de 2 horas de carretera pasando pueblos remotísimos de Nuevo México mientras subíamos un poco hacia las montañas, nos encontramos con Roswell. La verdad, lo que daba respeto del pueblo era el pueblo. Todo estaba decorado con hombres verdes gigantes por todas partes, había poca gente por la calle. Al bajarnos del coche, nos dimos cuenta de que hacía mucho más fresco que en Alamogordo, y además había un olor raro en el ambiente, como de vacas, pero realmente no habíamos visto vacas por ninguna parte, de hecho, es un sitio bastante seco. Entramos al museo de Roswell, dedicado a explicar lo que ocurrió (supuestamente) el 10 de julio de 1947, en el que supuestamente un objeto volante no identificado se estrelló[1]. La verdad el museo fue bastante decepcionante, y se empeñaba en “probar” una y otra vez, que según diversos testigos “bien cualificados” lo que allí se había estrellado era un OVNI. Después de ver el museo, salimos a pasear por el pueblo, “a ver qué veíamos”. Creo que el pueblo en sí mismo fue lo que más me impactó. La avenida principal estaba llena de tiendas de souvenirs del pueblo, la verdad todos muy feos y baratos. La escasa gente que había, te miraba raro cuando entrabas en las tiendas, cuando paseabas por la calle… como si ese día hubieras salido en pelotas o con monos en la cara. La verdad, al igual que pasó en su día cuando visité Hollywood, Roswell me resultó muy decepcionante. Eso sí, como no hay mal que por bien no venga, cuando volvimos a Tucson apreciamos muchísimo estar de vuelta en un sitio “normal”. Bueno, Tucson no es el paraíso, pero al menos no tiene ese aire entre raro y podrido que definitivamente existe en muchos de los muchos pueblos dejados de la mano de dios en muchas partes de EE. UU… así que por primera vez, me sentí afortunada de volver a Tucson…
[1]Descripción el caso Roswell: https://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Roswell