A solas ante el Universo

Una manchega en su primer día de acción de gracias

 

Una vez más el avance del otoño en Tucson me vino a recordar que, efectivamente, estaba muy lejos de casa. No sólo físicamente, sino también en cuestión de costumbres. A finales de noviembre, se celebra, como bien nos han contado en multitud de películas de Hollywood, el día de acción de gracias (o Thanks Giving en inglés). Desde el punto de vista de las películas de Hollywood, el día (o mejor dicho los días) de acción de gracias consisten en unas acogedoras y divertidas fiestas en que toda la familia y todos los amigos se reúnen en una casa alrededor de una mesa atestada de comida con el tradicional pavo como plato principal. Además, el pavo lo cocina la mujer de la casa, qué podíamos esperar de esta sociedad tan conservadora, pero, partirlo y repartirlo es oficio del anfitrión de la casa. Ídem.

Lo que también es tradicional durante esos días es el Black Friday (viernes negro), que últimamente hasta en se ha puesto en Europa de moda (sin comentarios). Básicamente consiste en que el viernes de acción de gracias, las tiendas hacen supuestamente muy buenas rebajas, lo que se traduce en una mole de gente corriendo para conseguir el último televisor de plasma de la marca nosecuantitos o el último iphone. Como si no cambiaran de tele o iphone todos los años. Y es que, algo tienen que hacer los trabajadores en esos días en los que juntan cuatro maravillosos días de fiesta, desde el jueves hasta el domingo. Más días de fiesta que en cualquier otra época del año, incluyendo navidad. Todas unas vacaciones, considerando que muchos trabajadores tienen menos de 15 días de vacaciones al año (incluyendo a la menda).

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Representación de la primera cena de acción de gracias

Pero, ¿de dónde viene realmente la tradición del día de acción de gracias? Aquí viene la parte más escalofriante de la historia. Sí, sí, más escalofriante que el Black Friday y que una mole de gente histérica comprando cosas que no necesita en su casi único día de vacaciones.

El origen del día de acción de gracias se remonta a hace casi 400 años (1620 específicamente) con la llegada a las Américas de un barco con 100 ingleses colonos llamado Mayflower. Estos pobres colonos no compartían las ideas de la nueva iglesia anglicana, que tiene al rey/reina como cabeza de la iglesia. En fin, agradézcanselo a Enrique VII de Inglaterra y su gusto por las mujeres[1]. Con lo cual, parece que tuvieron que salir por patas de su tierra natal, parece ser que un poco muertos de miedo[2]. Una vez llegaron a la Américas, se instalaron en el actual estado de Massachussets, muy cerca del actual Boston. Como todo el mundo sabe, esta zona tiene unos inviernos muy crudos. En el primer invierno que los colonos ingleses pasaron en las Américas, murieron la mitad de ellos, así que los indios nativos de la zona, los Wampanoag, decidieron ayudarles a sobrevivir, y también a cultivar las tierras. Después del verano, colonos y aborígenes tuvieron muy buenas cosechas, así que decidieron celebrarlo en el primer día de acción de gracias. Más tarde, George Washington estableció el día de acción de gracias el día 26 de noviembre como fecha oficial. Y estaréis pensando, ¿y dónde está la parte espeluznante de la historia? La parte espeluznante es que después de esa famosa fiesta, las malas lenguas dicen que los colonos decidieron cargarse a los indígenas que les habían ayudado a sobrevivir. Y después de ellos, al resto de aborígenes de lo que luego fueron los Estados Unidos de América. Hoy en día, sólo el 1.7% de la población de EE.UU. tiene origen indígena[3]. ¡Viva la fiesta de acción de gracias!

En cualquier caso, para quitarle hierro al asunto, este primer día de acción de gracias decidí pasarlo con mis amigos y el pavo, que por supuesto cortó el anfitrión de la casa. Como el día de Navidad, pero un mes antes y con amigos. Y por supuesto, no fui al Black Friday. No creo que haya nunca nada que me haga tanta falta para que decida ir a pelearme contra una mole cegada por las ofertas.

Cuanto más tiempo paso en este país, y más concretamente en Tucson, se va confirmando más mi sospecha más temida: este país es como en las películas. Que para algo tienen a Hollywood haciéndoles publicidad todo el rato. Aunque de verdad, si hay una serie que les hace publicidad (o antipublicidad), esa es los Simpson, de la que en su día yo tampoco era muy fan, pero ahora puedo confirmar, que algunas verdades sí que decían.

[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Anglicanismo

[2] https://www.youtube.com/watch?v=K0-SSwLZzZo

[3] http://www.ncai.org/about-tribes/demographics

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